martes, 30 de mayo de 2017

Proyecto 2. Carácter. Proceso.

Ya tengo definida la entrega pero no puedo sacarme la sensación de que mi proceso en este trabajo no fue tan arduo en cuanto a la captura de imágen, como lo fue en cuanto al proceso mental que conllevó concebir al personaje: su historia, sus pensamientos, su personalidad, sus inquietudes. La idea de la fotografía ya la tenía pensada casi desde el momento en que se planteó la consigna, y estaba muy decidida a la estética de la fotografía, a los elementos que la iban a conformar, a la época a la que iba a remitir, a la vestimenta que iba a utilizar Sofía. Tenía muchas decisiones visuales ya tomadas pero desconocía la identidad del personaje.

Durante el proceso del trabajo empecé a leer el libro "Mujeres que corren con los lobos" de Clarrisa Pikola Estés que, en resumidas palabras, plantea un estudio sobre el arquetipo de la mujer basándose en los cuentos y narraciones que recorren la historia de la humanidad desde todos los tiempos. Habla de la mujer salvaje como aquella mujer ancestral, viva en todas nosotras, que está en plena conexión con la naturaleza, con la intuición, con la fuerza de los ciclos, con los sentimientos y anhelos profundos, con la creatividad, con el poder de conectar con nosotras mismas y con el mundo. Problematiza cómo esta naturaleza fue domesticada a lo largo de los años por la sociedad, haciendo que nos alejamos de la sabiduría de nosotras mismas, de la mujer salvaje que está viva pero adormecida en nuestro interior. De repente nos volvemos frágiles, indecisas, tenemos miedos, somos inseguras, caemos en los parámetros de la perfección, dejamos que otros cuenten nuestras historias.

Entonces me desencanté de mi imagen, me desencanté de mi idea. Porque veía a mi personaje vacío, inseguro, débil. Creía estar representando una "idea de mujer" que no me interesaba mostrar. Veía en mi retrato una intención: desde el encuadre, desde la iluminación. Sofía estaba transmitiendo expresividad y sabía que podía contar algo, pero pero no sabía qué. O mejor dicho, aquello que mostraba la imagen se contraponía con las ideas que me despertó el libro.

Finalmente, le di muchas vueltas y de a poco todo fue tomando forma. El pesonaje de Sofía ahora tiene personalidad, tiene una forma de pensar, tiene ideas que necesita expresar. La acción que realiza en su retrato (escribir) es lo que la caracteriza (voy a ampliar más en el posteo de la entrega).

Pensando en qué otra vuelta podía darle al trabajo, quise probar otros recursos. Elegí una de las tantas fotos que le saqué a Sofi y armé esta fotografía:


No la hice pensando en trasmitir la idea que venía formulándome, sobre la naturaleza, la desconexión (o la conexión, ahora que lo pienso creo que puede verse de ambas formas) y la mujer. Al menos no de forma consciente. Quería poder armar alguna especie de doble exposición digital y le tapé los ojos porque estaba probando herramientas y me gustó así. Creo que eran ideas que estaban dando en vueltas en mi cerebro y de repente se unieron en una imagen. No sé si es el mejor de los resultados pero quería compartirlo de todas formas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario